viernes, 7 de junio de 2013

CUANDO LOS ÁNGELES RUMOREAN

CUANDO LOS ANGELES RUMOREAN

Un día el dios de los humanos se dio cuenta que tenía abandonado a sus hijos de la tierra. Llevaban tantos años, siglos y milenios, peleando entre ellos, olvidándose de pagar sus tributos al dios celestial, que, este, aburrido,decidió abandonarlos a su suerte.
Todo esto comenzó porque le llegó un mensaje de una mujer, lanzado antes de morir. El mensaje decía: “Dios misericordioso, apiádate de nosotros pecadores. Detén esta lucha absurda y fratricida. Hazlo por mis hijos, yo ya no tengo fuerzas, llevo sin comer ni beber mucho tiempo para poder dar a mis descendientes el poco alimento que tengo. Si no lo haces por mí, hazlo al menos por ellos o por salvar la cantidad de monumentos a tu nombre en sus calles, en sus plazas, en sus avenidas….
Al señor le importaba un comino lo que le pasara a la Tierra y a sus habitantes. Hacía mucho que había perdido toda esperanza de salvarlos, así que no tenía pensado molestarse en arreglar los problemas del mundo….en eso andaba cuando le llegó su madre por detrás y le susurró al oído:
-Hazlo por ti mismo, para que sepan quien manda. Envíales al menos algún mensajero, un trueno que se oiga en todo el universo, o fuego que queme sus cosechas, lluvias torrenciales, catástrofes, tsunamis, haz que tiemble la capa de LA TIERRA, levanta el fondo de los mares, lo que sea, pero no los abandones a su locura o acabarán destruyéndose a sí mismos con lo cual perderás unos pocos e insignificantes adoradores, pero ese puede ser el comienzo del final. Te estás haciendo mayor y tienes que resolver este asunto cuanto antes. En tu querida Europa, por cierto, se están matando unos a otros, por nada, supuestamente en tu nombre.
El señor se quedó pensativo, tal vez su madre tenía razón, no sería conveniente dejar a la Tierra a su libre albedrío. A pesar de que le habían dado muchos disgustos sus habitantes, le seguía pareciendo lo mejor que había creado en el UNIVERSO. Lo pensó, lo meditó y hasta lo soñó: UNA TIERRA FELIZ, sin guerras, sin hambre, sin miseria, sin enfermedades…¡alto!-pensó-ya les di eso y lo despreciaron. El tonto de Adán, se dejó embaucar por Eva y entre los dos la liaron parda…
-No seas rencoroso, hijo, ha pasado mucho tiempo y la verdad que tú no eras muy experto en manejar la Tierra, dejaste que la serpiente anidara en el árbol.
-Es verdad, tienes razón madre, ya es hora de que vuelva a tomar las riendas y me ocupe en serio de los humanos, no debería haberlos dejado a merced de la que se arrastra.
Dicho esto mandó escribir un bando pidiendo voluntarios para bajar a la tierra. Pasaron días, meses, años y no se ofrecían voluntarios. Nadie quería bajar a la tierra. La humanidad era un caso perdido según la opinión de los ángeles. Pero como en todas partes hay algún disidente, de repente cuatro novatos, más por quedar bien, que por ganas, se ofrecieron voluntarios.
Satisfecha la petición de su madre, su altísimo se dedicó de nuevo a LA DOLCE VITA, pero su engendradora estaba muy pendiente y volvió a rumorear al oído del Dios: “No los mandes desnudos, dótales de alguna habilidad para combatir la oscuridad en la que se tienen que desenvolver”.
Otra vez la voz de su conciencia-¡Vale madre!, no me atormentes más con ese asunto, para complacerte donaré alguna cualidad a estos ángeles para que intenten arreglar algo de no sé qué….
Quiero darlo por escrito, ya que los ángeles novatos pierden muy rápido la memoria al llegar a la tierra y se confunden, tan rápidamente con ellos que, hasta a mí me resulta imposible reconocerlos. A ver, que pase el primero.
Se abrió muy lentamente la puerta de la sala debido a que hacía demasiado tiempo que Dios no recibía a ningún ángel. Le parecían unos seres tan torpes que hacía mucho, pero mucho que decidió prescindir de ellos.
Apareció ante él un diminuto ser, tan diminuto, que tuvo que pedir que se lo acercaran lo más posible. Acercó su lente y se asustó-leñe, con esa cara ¿quieres bajar a poner paz a la tierra?, en cuanto bajes te van a apedrear. Tendré que arreglarlo, te doy el don de la belleza. Vete y que pase el siguiente.-
Apareció un ser algo más alto que el anterior, pero nada dotado de gracia. Su rostro mostraba los rasgos de un bello mortal, pero sus andares eran lentos y torpes. Vaya, con lo guapo que eres y no sabes caminar…a ti te daré…el don del movimiento. Ala puedes irte y que pase el tercero.
El tercero era bello, pero pequeño como el primero. – y a este que lo doy pensó- Vale ya lo tengo a t, a ti, a ti …
¡Altísimo!….tronó y temblaron las columnas del salón…Yo no me he ofrecido voluntario…Dios se tapó los oídos y GRITÓ: -Calla a ti te voy a dar el don de la voz, como el sonido de una CALA en la proximidad del mar. ¡Vete¡, que pase el último.
El cuarto…dios se tapó los tres ojos y exclamó, madre!....
Su madre acudió a la llamada del hijo, ¿qué te pasa Dios mío?-preguntó alarmada.
-Quita de mi vista este ser, no puedo mirarlo, no sé a quién se parece….
Pues si no sabes a quien se parece, le podrías dar el don de la imitación….A la primera persona que mires a la cara y te devuelva la mirada, a esa imitarás.
-Bueno, chicos, ¿estáis listos?
-Sí respondieron al tiempo.
Pues ala iros ya…
Los cuatro ángeles se encaminaron hacia la salida cuando, de repente, oyeron tronar.

-¡Un momento!, ¿tenéis sexo?..LOS ANGELES NO TIENEN SEXO…….

1 comentario:

David Vilches dijo...

Juan eres grande entre los grandes. maravilloso te quiero

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